jueves, 22 de enero de 2009

Ricos ¿o pobres?


Un padre económicamente acomodado, queriendo que su hijo supiera lo que es ser pobre, lo llevó al campo a pasar un par de días con una familia campesina; pasaron tres días y dos noches en su vivencia de campo.

En el carro, retornando a la ciudad, el padre preguntó a su hijo :

“¿Qué te pareció la experiencia?”... “Buena” –contestó el hijo con la mirada puesta en la distancia.

“Y... ¿Qué aprendiste?” –insistió el padre... el hijo contestó: “que nosotros tenemos un perro y ellos tienen cuatro”.

“Nosotros tenemos una piscina con agua estancada que llega a la mitad del jardín...y ellos tienen un río sin fin, de agua cristalina, donde hay pececitos, berro y otras bellezas”.

“Que nosotros importamos linternas del Oriente para alumbrar nuestro jardín...mientras que ellos se alumbran con las estrellas y la luna”.

“Nuestro patio llega hasta la cerca...y el de ellos llega hasta el horizonte”.

“Que nosotros compramos nuestra comida;... ellos, siembran y cosechan la de ellos”.

“Nosotros oímos CD ...ellos escuchan una perpetua sinfonía de aves, ranas, sapos y otros animalitos ...todo esto a veces dominado por el sonido de un vecino que trabaja su monte”.

“Nosotros cocinamos en estufa eléctrica...ellos todo lo que comen tiene ese glorioso sabor del fogón de leña”.

“Para protegernos nosotros vivimos rodeados por un muro, con alarmas ...ellos viven con sus puertas abiertas, protegidos por la amistad de sus vecinos”.

“Nosotros vivimos ‘conectados’ al celular, a la computadora, al televisor...ellos, en cambio, están ‘conectados’ a la vida, al cielo, al sol, al agua, al verde del monte, a los animales, a sus siembras, a su familia”.

El padre quedó impactado por la profundidad de las expresiones de su hijo...y entonces el hijo concluyó: “¡Gracias, papi, por haberme enseñado lo pobres que somos nosotros y lo ricos que podemos ser!”

Roberto Eisenmann, Jr., blog Tendencia vital